Ya os lo había dicho. Tocaba volver a Portugal, lo que equivale a que medio os "amenazaba" con escribir una nueva entrada. Bueno, espero que nos os sea tan sufrido leerme y seguirme. Yo, por mi parte, estoy encantada.
Pues dicho y hecho. El fin de semana que acabamos de dejar atrás volví a volar a Portugal, aunque un poco más al norte en esta ocasión. Si la semana pasada corrí y vencí en la Corrida de Tejo, en Oeiras, junto a Lisboa, ahora era el turno de Oporto y su media maratón.
Se preveía una carrera dura y exigente, pero más que por el recorrido lo sería por la participación, pues tuve enfrente a algunas de las mejores atletas portuguesas, como Sara Moreira, varias africanas y alguna japonesa, que ya sabéis cómo se las gastan los japoneses en las pruebas de larga distancia.
Como sabéis, estoy preparando el maratón de ... un maratón otoñal y la idea es seguir acumulando entrenos, volumen e intensidad, así que tocaba medir el estado de forma en una distancia exigente y a ritmos elevados. Yo me encontré muy bien en todo momento, aunque los tramos adoquinados se me hicieron un poco duros. En esos parciales el ritmo se resintió un poco, pero, a pesar de ello, acabé corriendo a una velocidad media en el rango que buscaba. Cabía la posibilidad de esquivar los adoquines, e ir por otro tramo paralelo esquivando bancos y otros tipos de obstáculos pero la opción era seguir mi camino y no jugármela a poder llegar a ser descalificada.
Una vez dejado atrás el adoquinado comencé a encontrarme cada vez mejor. Así fue hasta el punto de que me acoplé a un grupo de chicos que me rebasó y pude hacer con ellos la parte final de la carrera, pudiendo incluso vencerles en meta.
Finalmente crucé la meta en octavo lugar con un registro de 1:15:42. Me vencieron 2 kenianas, 3 japonesas y 2 portuguesas. El crono me deja satisfecha, las sensaciones también, así que me volví a casa contenta y feliz. Eso sí, deseando descansar y entrenar tranquila sin pensar en aeropuertos, aviones ni traslados. La próxima toca competir en casa, pues correré la Carrera Popular Abel Antón. Hay que arropar al jefe y correr con la gente de la tierra.
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